¿Sabías que en un día caluroso… tu cuerpo puede llegar a perder hasta tres litros de agua? El organismo sufre continuas pérdidas de líquidos a través del sudor, la orina e incluso la respiración… pero es con el calor cuando más líquidos perdemos. Por eso en verano, una correcta hidratación, es más importante que nunca.


Cuando la temperatura ambiente es más elevada que la del cuerpo… sudamos para regular nuestra temperatura. En efecto, el cuerpo se enfría… pero también pierde una importante cantidad de agua. Los líquidos son imprescindibles para el organismo: contribuyen al correcto funcionamiento metabólico del cuerpo, ayudan a transportar los nutrientes y regulan la temperatura corporal… Recuerda que somos agua en más de un 50%. HIDRATATE DE MANERA CORRECTA ¡Toma nota!

1. Bebe antes de sentir sed:

La sensación de sed solo aparece cuando la pérdida de líquidos es de uno o dos litros. Así que en verano hay que beber líquidos regularmente durante todo el día. En general, las personas necesitamos alrededor de dos litros y medio de agua cada día para mantener hidratado el organismo… aunque si hace mucho calor, si practicas algún deporte o si te expones al sol, deberías aumentar la cantidad.

2. Agua y mucho más:

Para cumplir con el objetivo de al menos dos litros y medio de líquidos diarios… puedes combinar varios tipos de líquidos además del agua. Toma zumos, caldos, infusiones, refrescos, batidos, lácteos, café…  Por el contrario, limita las bebidas alcohólicas porque tienen un efecto ‘deshidratante’. Desde luego, una cerveza fresquita es de lo más refrescante en verano… pero que no sustituya al agua.

3. Alimentos hidratantes:

A través de la dieta también puedes aportar líquidos a tu organismo. Las frutas y las verduras, compuestas por agua en un 80%, son una excelente fuente de líquidos, además de sales minerales. En el caso de frutas como la sandía o el melón… ese porcentaje sube hasta el 92%. En general, en verano apuesta por cremas frías como el gazpacho o el salmorejo y por ensaladas variadas… además de ser refrescantes… te ayudarán a mantenerte hidratado.

4. Minimiza el impacto de las altas temperaturas:

En verano, utiliza rompa ligera y suelta, protégete la cabeza con una gorra o sombrero, evita exponerte al sol en las horas centrales del día, así como hacer ejercicio físico. Entre doce del mediodía y cuatro de la tarde lo mejor es permanecer a la sombra en algún lugar fresco y ventilado. ¡Aprovecha para echarte la siesta!.

5. Detecta los síntomas de la deshidratación:

Ya hemos dicho que es importante beber sin tener sed (¿sabías que a medida que nos hacemos mayores sentimos menos sed y que un anciano puede llegar a deshidratarse y no sentir sed?). Por eso las personas mayores, junto a los niños, son los más vulnerables a la deshidratación.

Si aparece cansancio, malestar general, náuseas, dificultad de concentración e incluso calambres… ¡ve inmediatamente a un médico! Porque son los síntomas inequívocos de la deshidratación.

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