1.- Haz gárgaras

Hacer gárgaras tres veces al día con agua tibia con sal permite que ésta absorba el agua de las células de la membrana mucosa, las cuales se encuentran inflamadas durante el constipado.

Basta con media cucharada de sal en un vaso de agua. Medio minuto es más que suficiente.

También puedes usar lo siguiente junto con el agua tibia:

  • Exprimir 1/2 rodaja de limón, añadir 1/2 cucharada de sal
  • una cucharada de sábila.

2.- Las sopas es lo mejor

Y si es de pollo, mejor. Aunque cualquier caldo calentito te va a ir bien, los expertos recomiendan especialmente la de pollo, vegetales o la de carne de vaca.

  • Las sopas que no te convienen son la de tomate, excesivamente ácida, o las que contienen lácteos, que aumentan la producción de mucosidad.

3.- Una cucharada de miel

Tómala como si fuera un caramelo. Deja que repose en la parte posterior de la boca. La miel es un eficaz antiséptico, es decir, ayuda a combatir las enfermedades infecciosas destruyendo los microbios que las causan.

  • Recuerda que los niños menores de un año no pueden tomar miel, ya que puede contener la bacteria Clostridium botulinum que provoca la aparición de botulismo en los bebés.

4.- Toma un vaso de bicarbonato de sodio y limón

No parece muy atractivo al paladar y, lo cierto es que no lo es. Pero tomar 1 o 2 vasos de esta mezcla al día puede ser muy eficaz para cualquier afección relacionada con la garganta y la voz.

  • Tanto el bicarbonato como el limón tienen propiedades antibacterianas.

5.- Habla un poquito menos

Lo ideal para recuperarse de una afonía lo antes posible es descansar las cuerdas vocales al menos durante dos o tres días. Si además intentas carraspear menos y respirar por la nariz y no por la boca, la recuperación será más rápida.

  • Evita acudir a bares ruidosos o lugares que te obliguen a alzar la voz para comunicarte.

6.- Tómatelo con calma

Cuanto más nerviosos estamos, más se debilita nuestro sistema inmunológico. Además, el estrés y la ansiedad pueden afectar a las cuerdas vocales, favoreciendo la aparición de la afonía.

  • Los nervios pueden hacer que forcemos la voz casi de manera inconsciente lesionando las cuerdas vocales. Procura hablar en un tono suave y tranquilo.