Nadie, hoy en día, debería dudar de la importancia de la psicología infantil para garantizar, promover y proteger el bienestar de nuestros hijos o alumnos a nivel emocional, personal, familiar y social. Pero también es cierto e innegable que todavía existen ciertas resistencias y negativas para acudir a consulta, aunque afortunadamente cada vez menos, debidas generalmente al desconocimiento o al miedo al qué dirán. Es por ello que, es necesario saber qué beneficios puede aportar, a nivel personal y familiar, el seguir una terapia o tratamiento llevado por un profesional experto.

¿Qué es la psicología infantil?

Es una rama de la psicología que se centra en el estudio científico del comportamiento del niño desde que nace hasta la adolescencia. Se centra especialmente en :

  • su desarrollo físico, emocional, conductual, cognitivo, personal y social.
  • su comunicación con otras personas dentro y fuera de la familia.
  • y los problemas que pueden surgir en diferentes momentos y etapas de la vida de los niños debidos a causas diversas.

Saber cómo son, piensan, actúan y sienten los niños en sus diferentes etapas del desarrollo es fundamental para poder saber qué podemos esperar de ellos a nivel cognitivo, conductual, emocional y relacional. Y es precisamente la psicología infantil la ciencia que estudia este proceso evolutivo.

¿Cuándo consultar?

Siempre que tengamos alguna duda sobre el comportamiento de nuestro hijo. No es necesario que exista ninguna patología. A veces solo es necesario consultarnos para obtener el apoyo necesario en momentos de crisis.

Y como ya he mencionado en otras ocasiones siempre que observes:

  • retrasos en el desarrollo del habla, del lenguaje o en el control de los esfínteres.
  •  Problemas de conducta (ira excesiva, rabietas intensas o frecuentes, desobediencia sistemática, agresividad acompañada de mordiscos, patadas, …)
  • Timidez, retraimiento. 
  • Desinterés por las actividades con las que antes se lo solía pasar bien. 
  • Episodios de tristezallantodepresión.
  • Cambios en el apetito y en el estado de ánimo.
  • Insomnio, pesadillas reiteradas, somnolencia excesiva.
  • Bajo rendimiento escolar.
  • Inatención, hiperactividad, impulsividad.